A menudo llegan a nuestra agencia inmobiliaria clientes que desean adquirir una propiedad en Marbella pero no tienen muy claro qué comprar y, sobre todo, dónde.
Lo normal es que tengan claro el tipo de propiedad: un apartamento con 2 ó 3 dormitorios, una villa, etc., y un presupuesto definido: “puedo pagar hasta xxx €”. Algunos tienen clara la zona: “quiero en Nueva Andalucía” o “cerca de la playa, en Marbella” o “alrededores de Puerto Banús”
Otros tienen definido el tipo de propiedad: “que sea muy amplio” o “moderno y en buen estado” ó “con jardín y piscina”. Nuestro objetivo (nuestra obligación) como agencia es intentar hacer coincidir el tipo de propiedad, el estilo y la zona con el presupuesto del cliente… y ahí es dónde está nuestro gran reto.
Hay un viejo dicho en el sector inmobiliario que dice que las propiedades deben cumplir tres características: 1. Ubicación, 2. Ubicación y 3. Ubicación. Y nosotros no siempre estamos de acuerdo con ello.
En Magna Estates solemos hacer al cliente la gran pregunta: “Usted qué prefiere, una propiedad que se ajuste a lo que quiere o la ubicación que usted desea”. Cuando hay presupuesto para cumplir estos dos objetivos, la cosa se simplifica, ya que se reduce a encontrar la propiedad que más le gusta al comprador pero ¿y si no coinciden (como ocurre en un gran número de casos)?
El comprador debe decidir entre adquirir “la casa de sus sueños”, en una zona que no es su favorita o comprar en su zona preferida una propiedad que no cumple lo que desea… Las dos alternativas son válidas y legítimas, pero parece más lógico que alguien adquiera una propiedad que realmente le guste, donde pueda disfrutar de la vida en la Costa del Sol, renunciando a estar en un área donde su presupuesto no le permita comprar una casa donde se sienta feliz.
En Marbella y alrededores es necesario coger el coche para ir a casi todos los sitios y, realmente, todo está a tan sólo unos minutos. Quizás merezca la pena renunciar a una “mejor” ubicación por tener una mejor propiedad ¿no cree? La decisión última siempre es del cliente, pero nuestra obligación es asesorarle para que haga lo correcto, y para ello, hay que conocer (a veces intuir) lo que realmente necesita para hacerle ver lo que es mejor para él.
En esos estamos.